París, la emblemática capital francesa, continúa su transformación urbana hacia una movilidad más sostenible y centrada en el peatón. En una reciente consulta popular, el 66% de los votantes aprobó un ambicioso plan para peatonalizar 500 calles, plantar árboles y eliminar 10,000 plazas de aparcamiento. Este proyecto, liderado por la alcaldesa Anne Hidalgo, tiene como objetivo proporcionar "una calle verde y peatonal a menos de 300 metros" de cada habitante, mejorando la calidad de vida urbana y reduciendo la dependencia del automóvil.
Las obras, que se desarrollarán durante tres años con una inversión de 250 millones de euros, incluyen la creación de "calles verdes" que priorizan a peatones y ciclistas, integrando espacios verdes y reduciendo el tráfico vehicular. Sin embargo, la oposición ha señalado la falta de detalles sobre la financiación y el mantenimiento de estas nuevas áreas peatonales, generando un debate sobre la viabilidad y sostenibilidad del proyecto.
Este movimiento refleja una tendencia global hacia la promoción de medios de transporte sostenibles y la creación de espacios urbanos más amigables para los peatones. Ciudades alrededor del mundo observan con interés las iniciativas de París, considerando la implementación de proyectos similares para mejorar la movilidad urbana y combatir la contaminación.